miércoles, 2 de febrero de 2011

Yo, Robot

Año: 2004
Duración: 115 min.
Director: Alex Proyas
Guión: Jeff Vintar & Akiva Goldsman (Basada en varios relatos de Isaac Asimov)
Reparto: Will Smith, Bridget Moynahan, Bruce Greenwood, Chi McBride, James Cromwell
Tras el visionado de la película “Yo, Robot”, extraemos una serie de conclusiones.

            En primer lugar, es importante hablar de los aspectos de la Inteligencia Artificial que aparecen en la película y que a día de hoy se pueden conseguir. Entre éstos destaca el reconocimiento de voz, apreciable a lo largo de todo el film ya sea por parte de los propios robots o por parte de aparatos electrónicos que se activan al reconocer la voz del humano. Los coches “auto-conducidos” es otra realidad que aparece en el film y con la que se está trabajando en la actualidad. Los hologramas que interactúan con los humanos, no es algo que esté muy extendido a día de hoy, pero se está investigando sobre ello y ya se pueden ver algunos ejemplos. Por otra parte, destacan los brazos “biónicos” o brazos electrónicos, implantes que se aplican en los humanos para reconstruir alguna parte del cuerpo dañada en un accidente o una situación similar.

            Otro aspecto fundamental a analizar son aquellos elementos de la Inteligencia Artificial que aparecen en la película y que no se pueden solucionar a día de hoy. Entre éstos destaca la “extrema” autonomía de la que disponen los robots en la película, algo impensable en la actualidad. Hoy, se cuenta con robots los cuales pueden realizar acciones de forma muy lenta y con escasa autonomía, ya es bastante difícil que se mantengan en pie y anden como para que realicen actividades de forma más autónoma. Si se comparan los movimientos de los robots de la película (muy humanizados) con los robots que hay en el mercado actualmente, se aprecian evidentes diferencias en cuanto a la autonomía y la psicomotricidad de éstos.  Además en la actualidad los robots no son capaces de generar sentimientos y sentirse de una forma o de otra en función de la situación que vivan. Por otra parte el “núcleo positrónico” o gran ordenador central, Viki, que sale en la película es algo muy complejo que en la vida real es prácticamente imposible de llevar a cabo.


            Respecto a las tecnologías que no tiene que ver con la Inteligencia Artificial que no son cotidianas hoy en día y que sí lo son en la película se puede destacar la reconstrucción de la piel: en la película se aprecia una escena en la que el protagonista, el detective Spooner, se echa un espray en la piel tras rozarse su brazo el cual tiene elementos electrónicos para su reconstrucción. Hoy en día, se conocen casos en los que se han llevado a cabo reconstrucciones de brazos mediante implantes, pero no hasta el punto de que sean electrónicos y que se pueda echar un espray para tapar los roces.

            Por otro lado, en la película se echan de menos algunas tecnologías que serían deseables en el contexto de ésta. Entre ellas se puede hablar de algún tipo de sistema que permitiese apagar manualmente, de forma mecánica a cada robot, ya que como se observa en la película éstos se revelan y no se les puede desconectar de forma remota o virtual. En la película, la única forma de desconectarlos es destruyendo a Viki (el ordenador central), y no mediante algún sistema manual o mecánico.

            Finalmente, la película “Yo, Robot”, plantea varias cuestiones morales que tiene que ver con la Inteligencia Artificial. Una de estas primeras cuestiones que se aprecian con facilidad es el tema de acusar a un robot de asesinato. Un asesinato implica que una persona mata a otra persona, pero en el caso de la película, ¿se podría considerar asesinato cuando un robot mata a un humano? Si es así, ¿de qué forma se condenará al robot?, ¿qué pena se le aplicará? En la misma película se plantea esta cuestión; hay un momento en el que se dice que el asesinato por parte del robot debería considerarse como un accidente laboral ya que el robot está defectuoso. Por otra parte, si se siguen construyendo robots e implantándoles sentimientos (como ocurre con el robot protagonista) ¿habría que hacer una legislación específica para estos o bastaría con las “tres leyes”* programadas en los robots?

1.    Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2.    Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
3.    Un robot debe proteger su propia existencia mientras dicha protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.


            Por otra parte, la sociedad que aparece representada en la película (Chicago, 2035), es una sociedad acomodada, que vive el día a día rodeada de robots que le facilitan sus acciones cotidianas.  No se sorprenden frente a los avances tecnológicos pues conviven con ellos constantemente.



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