Duración: 98 min.
Director: Andrew Stanton
Guión: Andrew Stanton, Pete Docter, Jim Reardon
Sinopsis:
Wall-e es el último de los robots (Waste Allocation Load Lifter - Earth class) que fueron enviados a la Tierra con el fin de limpiar la gran cantidad de basura acumulada durante años mientras la población mundial espera en lujosas naves espaciales perdidas en el espacio la oportunidad para volver a su hogar. Su sencilla y prolongada vida se complica cuando encuentra una pequeña planta en la superficie terrestre y otro robot, Eve, viene en su busca para llevársela e informar a la población del Axiom de que pueden volver a la Tierra.
La presencia de la inteligencia artificial en la película es constante y masiva: miles de robots se encargan de hacer la vida humana más cómoda a bordo del Axiom mientras que otros intentan limpiar la Tierra para conseguir que vuelva a ser habitable algún día. Estos últimos son robots menos modernos ya que la limpieza del planeta con el fin de volver a hacerlo habitable es una cuestión totalmente utópica en el contexto del film. Sin embargo, con Wall-e vemos que sus retrasos tecnlógicos no suponen ningún impedimento para los ‘sentimientos’. La mayoría de los robots cumplen funciones que la inteligencia artificial actual puede realizar: andar, recoger y llevar objetos, limpiar… Sólo encontramos dos claras excepciones que, a diferencia de los demás, tienen emociones y sentimientos y saben cómo demostrarlos: Wall-e y Eve. En un principio Eve parece realizar trabajos mecánicos de destrucción sin ningún tipo de sentimiento. A pesar de ello gracias a la insistencia de Wall-e descubre que es capaz de ‘sentir’ más allá de su mecanización. Estos sentimientos los comienza a descubrir tras reconocer repetidas veces la presencia de un mismo robot, Wall-e.
Como en películas anteriores ya visionadas, esto no lo ha conseguido la tecnología actual, al menos no de forma tan avanzada como se muestra en Wall-e. Estos dos robots tienen conciencia y además son capaces de enamorarse, mostrando sentimientos como cariño, temor o amistad. Esto logra que nos sintamos más identificados con ellos al ver la película, se parecen a nosotros, actúan como nosotros. Es ahí donde radica el interés de la película. Se trata el tema de dos robots con sentimientos dentro de un mundo que carece de tal cosa. En el fondo son unos incomprendidos sociales. Aunque el robot común no sea capaz de ‘sentir’ lo que sienten Wall-e y Eve, si que están programados para actuar de forma ‘racional’ hasta cierto punto. Esto lo podemos observar con el personaje de ‘Timón’ que tiene muy claro que es lo mejor para la humanidad. Quizás este raciocinio sea producto de una previa programación. En cualquier caso también la podemos considerar inteligencia artificial.
El resto de elementos tecnológicos pueden resolverse hoy en día, como por ejemplo el piloto automático de la nave Axiom, los sistemas de movimiento que utiliza la nave para los desplazamientos de personas y robots, las pantallas-hologramas que hay por toda la nave… Sin embargo, si bien toda esta tecnología existe hoy en día, no es tan avanzada como la que vemos en la película. Incluso algunas de ellas, como los hologramas, y todas las comodidades que ofrece la nave no son cotidianas ni podemos pensar en ellas, de momento, como una ayuda más en nuestra rutina diaria. Quiza sea debido a que, aunque poseamos dicha tecnología, su inserción en la vida diaria supondría unos costes que pocas personas podrían permitirse.
Una característica muy útil y necesaria de los robots de la película es la opción que poseen de un apagado automático, es decir, el hecho de tener un botón de apagado. Esta característica se echó en falta en otras como Yo, robot, donde no había forma de apagar a los robots y frenar la revolución. A pesar de tener un botón de apagado automático, encontramos ciertas similitudes con los robots de Yo, robot ya que el ‘timón’ no obedece a la orden de apagado al capitán e incluso lo llega a encerrar en contra de su voluntad.
La película plantea el gran problema que supondría permitir que las máquinas nos “ayudasen demasiado”, haciendo nuestra vida demasiado cómoda, llegando al extremo de no movernos apenas, como ocurre en la película. También critica nuestra actitud con el medio ambiente, mostrando un futuro en el cual la vida en la Tierra no sería posible.
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